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¿Cómo sería un mundo sin música?


¿Te imaginas un mundo sin música? ¿Una fiesta en la que solo se oye el murmuro de la gente?

¿No? ¡Yo tampoco!

Desde hace 2500 años, la música se ha considerado una fuerza potente e influyente en la sociedad. Antiguamente consideraban que la música afectaba directamente en la voluntad, carácter y conducta humana.

No se sabe exactamente cuándo nació la primera canción, aunque sí se sabe que hace 40 mil años ya existían flautas. Actualmente escuchamos música prácticamente a diario e incluso antes de nacer. Y con respecto a la música que escucha un bebé antes de nacer se han hecho investigaciones que muestran cómo nos afecta la música clásica y la música rock: ante música clásica se producían movimientos lentos y sin alteraciones nerviosas, mientras que ante música rock o más rápida se producían movimientos nerviosos y alteraciones en la frecuencia cardiaca. Existen muchos ambientes donde se pueden observar estas influencias, y la que más cercana tenemos: en fiestas. ¡Y es que escuchar música forma parte de nuestro bienestar social porque tiene muchos beneficios!

  1. Por un lado, previene enfermedades del corazón: la música baja o grave tiene una mayor influencia sobre nuestros pulmones, corazón y abdomen. Una investigación en 2009 demostró que escuchar música reducía la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea y la ansiedad.
  2. Si hay algún deportista escuchándonos, que sepa que la música no solamente ayuda a nivel motivacional sino que nos ayuda en equilibrar el consumo de niveles de oxígeno.
  3. Por otro lado, escuchar música puede mejorar la memoria porque disfrutar de la música fomenta la liberación de dopamina en el cerebro (para que nos entendamos, la dopamina es la hormona de la felicidad… algún día hablaremos de ella), y ello está ligado a la motivación e implicada directamente en el aprendizaje y la memoria. Un estudio realizado en 2009 demostró que los pacientes que escuchaban música mejoraban en memoria verbal y focalización de la atención.
  4. Además, retrasa el envejecimiento cerebral, promueve la calidad del sueño, y reduce el dolor (mediante la disminución de sintomatología depresiva). Obviamente todo ello depende del estilo de música que se escuche.

No obstante, la música no únicamente influye en nuestro estado emocional, sino que también altera y puede determinar nuestra conducta. Esto significa que puede incitarnos a beber más alcohol, a comprar más productos de lo que necesitamos cuando estamos en una tienda, o incluso de cometer actos impulsivos.